Cantadoras (parte II)
- Patricia Álvarez
- 4 abr 2020
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 10 ene 2021
Arabidades, paseos por lo árabe.

“Nadie vio, en su época, mujer con aspecto más gracioso, de movimientos más ágiles, de silueta tan fina, de voz más dulce, sabiendo cantar mejor, más destacada
en el arte de escribir, en la caligrafía, de cultura más refinada, de dicción más pura; no cometía ninguna falta dialectal en lo que escribía o cantaba, tantos eran sus conocimientos de morfología, lexicografía
y métrica; incluso sabía de medicina, historia natural, anatomía y otras ciencias en las que los sabios de la época se hubieran revelado inferiores.
Sobresalía en el manejo de las armas (tiqaf), en el volteo con escudos de cuero, en los juegos malabares con sables, lanzas
y afilados puñales;
en todos ellos no tenía pareja,
igual ni equivalente”
Ibn Bassam(1), Kitab al-Dajira.
Las cantoras y el movimiento
Aunque en las fuentes no hay tantas alusiones a la danza, como a la música o la poesía, diferentes estudiosos coinciden en que esta debió de estar mucho más presente de lo que parece a primera vista, tanto en la tierras de oriente como del occidente musulmán. Esas danzas estaban principalmente ligadas a los ambientes cortesanos, y no solo eran practicadas por las propias qiyan, sino que de la lectura de las fuentes se extrae la teoría de que ciertas melodías, poemas o canciones, hacían que la danza ocurriera en esos espacios de ocio y celebración.
No solo el movimiento en forma de baile era uno de los aprendizajes que tenían estas cantadoras, también las destrezas relativas a las artes de juego y lucha, malabares y manejo de palos y espadas como elementos que mostraban destrezas físicas. Dagas, sables, palos y velos eran usados en esos espacios de entretenimiento donde las qiyan, y también las cantantes y poetisas tenían tantísima presencia. Todos ellos formaban parte del espectáculo, creando así un concepto de interdisciplinariedad que demuestra la magnitud de la formación
y el talento de este colectivo de mujeres.
En el área del Mediterráneo estás expresiones del movimiento, han sido la semilla de numerosas manifestaciones de danzas rituales con palos y espadas que se conservan hasta nuestros días. En España, por ejemplo, se conservan hasta hoy danzas, ligadas a la tradición ritual religiosa con palos y espadas, que tienen
su semilla en esas formas de entretenimiento medieval. En Oriente Medio, en Egipto y otros lugares del Norte de África ocurre igual, numerosas danzas en la actualidad masculinas, que además son sinónimo de hombría,
se siguen practicando como homenaje a héroes y batallas épicas.
En España, en cambio, están ligadas a homenajear sobe todo a vírgenes y se representan en el contexto
de las romerías. Lo que las conecta con ritos antiguos de fertilidad, ya que casi todas estas festividades suelen ocurrir en la época de la primavera. Es interesante apuntar que lo que comenzó como una expresión ligada
al entretenimiento y sobre todo ejecutada por mujeres, ha ido trasmutando a un contexto religioso y es normalmente territorio masculino. Por ejemplo, en la provincia de Huelva, concretamente en la región del Andévalo(2), se conservan 17 danzas de palos y espadas que se ejecutan en las romerías de la comarca como homenaje y honra a las vírgenes locales.

También existen alusiones en las fuentes a lo que suponía en un cuerpo la escucha del canto de estas mujeres, cuando se producía ese fenómeno que se denomina tarab que es la emoción compartida que se genera en aquel que participa activa o pasivamente de la escucha y la presencia de un acto artístico/ritual. Estas catarsis colectivas, cuando ocurren ya que no siempre se llega a ese estado de emoción en un hecho artístico, producían en las audiencias temblores por el cuerpo y golpes con las manos en diferentes partes del cuerpo y el gesto de rasgarse las vestiduras, según describe el “Kitab
al-Agani” (Libro de las canciones). Una enciclopedia de saber de unos 20 volúmenes que nos describe detalladamente usos, costumbres, anécdotas, de este entorno en el que se movían, califas, comerciantes, cantoras, poetas, músicos...desde la época preislámica hasta aproximadamente finales del s. IX. Escrita por Al-Isfahani(3) en cincuenta años, la importancia de esta obra es clave para poder asomarnos al desarrollo de la música, la poesía y otras artes en ese periodo histórico y comprender la importancia de estas mujeres.
En mi opinión, es curioso y de gran importancia que está gestualidad expresiva, descrita en el Libro de las Canciones anteriormente mencionada, con los siglos haya configurado parte del corpus de movimientos
que se utilizan en varios lenguajes de danza del área mediterránea para interpretar la música. Las vibraciones
o temblores de hombros y caderas se usan en numerosas danzas de todas las orillas del Mediterráneo, la imitación de la ruptura de alguna prenda de ropa, también. Esto me lleva a pensar en cómo los intérpretes utilizan su instinto creativo usando también aquello que ellos ven que ocurre en el público que tienen delante,
y con ello generan modos de expresarse y de conectar con la audiencia compartidos por unos y otros.
Su legado e influencia hasta nuestros días
Las qiyan comienzan a desaparecer como tal cuando el islam entra en ese declive que supuso la caída de sus focos de poder/conocimiento coincidiendo con el fin del medievo. Posteriormente, ya en pleno Imperio Otomano, en lugares como Estambul o El Cairo, figuras de mujeres ligadas al entretenimiento en las cortes,
con cierto prestigio y poder siguen existiendo, las cengi turcas, o las awalin egipcias son herederas directas de aquellas qiyan. También existen hombres travestidos que danzan para entretener como los cocek de Turquía o los kawal en Egipto. Pero todos estos no están ligados a la esclavitud.
En todo el Norte de África diferentes rituales con un alto contenido artístico, que al usar el canto, la música
y el movimiento como vehículo han generado repertorios de gran valor antropológico y artístico, están dirigidos
por mujeres en su mayoría. El zar egipcio sobre todo es un terreno matriarcal y son en su mayoría sheikhat (mujeres sabias) las que dirigen tanto las ceremonias en el ámbito privado, como sus representaciones en espacios escénicos, haflas. Y también esta ligada a la esclavitud, en concreto a los esclavos que llegan a Egipto procedentes de Sudán, aunque no se dan estas prácticas en espacios cortesanos, sino más bien en entornos populares.
En Marruecos encontramos por ejemplo el extenso repertorio de música denominado aita, que dentro de sus numerosos estilos regionales y variantes, está formado en una porción por el arte de las chikhat(4) que bailan y cantan en distintas festividades y están ligadas en ocasiones a los cabarets y a esa figura de la mujer libre en esencia, entendiendo libre como que no ocupa en la sociedad el lugar que tradicionalmente se la asigna y vive
de otra forma dedicándose al espectáculo y al entretenimiento.

Aunque estas manifestaciones están ligados a los ambientes de conocimiento popular y no académico, comparten similitudes con aquellas qiyan y hay sobre todo un poso clarísimo que posiciona a la mujer como transmisora de conocimientos y de emociones a través del arte. Incluso la relación siempre existente entre el sur de la Península Ibérica y el Norte de África ve reflejado ese legado común en ciertos aspectos de cómo fue
la evolución escénica del arte flamenco en la danza, cante y toque. La danza fue el reclamo primero para colocar este arte en espacios escénicos, mezclando conceptos de danza populares (bailes del candil) con otros académicos (escuela bolera). En los bailes del candil(5) según descripciones que se recogen en los textos y algunos grabados de la época de finales del s. XVIII y principios del s. XIX, los movimientos recuerdan a esa catarsis de la que hablábamos unos párrafos arriba, temblores, uso de la cadera como elemento característico e incluso desmayos.
Si bien como he mencionado antes, son contextos diferentes, me gusta señalar los puntos comunes donde la mujer es la trasmisora de ciertas conocimientos que pasan a través de ella. Veo en ello un esquema repetido que me parece importante reseñar, ya que en particular, el zar, el aita y el flamenco, no solo son artes escénicas sino que son espacios de conocimiento ligados a poblaciones, saberes y culturas, en muchos casos además en entornos urbanos, es decir podrían ser una reinterpretación de ese concepto de adab.
Cantadoras
Podríamos seguir con algunos ejemplos más de este inmenso legado común a todo un área territorial, pero concluiré por el momento aquí.
Cantora es un termino que se me quedaba corto para definir la extensa capacidad
de conocimiento, desarrollo y muestra de este por estas mujeres. Por eso cantadoras,
por que son cantoras, bailadoras y tocadoras con todo lo que esas disciplinas llevan intrínseco.
(1)Ibn Bassam de Santarem (Ibn Bassām Aššantarīnī) fue un escritor e historiador musulmán natural de Santarém (ciudad de la actual Portugal), que vivió en la Península Ibérica, en el siglo XII. "El libro del tesoro" (kitab al dajira), recoge hechos históricos de la Taifa de Sevilla, de la actual Portugal y del Levante español contados a través de autores musulmanes; por lo que a Ibn Bassam se le cita como antólogo.
(2)El Andévalo es una de las seis comarcas de la provincia de Huelva, en Andalucía. Se localiza entre la Sierra de Aracena, la Tierra Llana de Huelva y la frontera con Portugal. Tradicionalmente se considera una zona de alto interés etnológico por sus peculiares y variadas tradiciones.
(3)Nació en Isfahán (897-967), Persia (el nisba de su nombre árabe, al-Isfahani, significa "de Isfahán"), y pasó su juventud en Bagdad. Era descendiente directo del último califa omeya Marwan II, y gracias a ello, estaba ligado a la dinastía omeya de Al-Ándalus.
El Libro de canciones (Kitāb al-Aghānī) ocupa más de veinte volúmenes en sus ediciones árabes modernas. Trata sobre canciones, cantantes y poetas, y reproduce numerosas anécdotas y narraciones tomadas de autores anteriores, a los que al-Isfahani menciona como sus fuentes. De esta forma, ha conservado partes de los escritos de autores del siglo IX cuya obra original se ha perdido.
(4)Los términos chikhat y sheikhat son el mismo, varia el dialecto, marroquí o egipcio, por eso he optado por transcribirlos como sonarían en su contexto específico. Del árabe شيخ [shayj o sheyj]: anciano. Originalmente es un anciano sabio en un contexto religioso. En la cultura popular tiene un doble sentido y a veces estas mujeres sabias son aquellas que tienen una vida intensa en los márgenes de la sociedad, o se dedican al arte. En el zar egipcio estas sabias son una especie de chamanas ya que la cultura zar implica la sanación, a través del sonido
y del movimiento, de males que afectan tanto al cuerpo como a la mente. Y por ello las ceremonias las guían personas con una serie de dones que implican sabiduría.
(5)Sobre los bailes del candil, https://es.wikipedia.org/wiki/Bailes_de_candil
Imágenes
Mujeres bailando mientras sirven vino. Pintura mural del Palacio de Samarra (Iraq)
Mujer Bailando con palos. Cerámica fatimí.
Bailes del candil. Gustav Doré
FUENTES:
-LA MÚSICA, LOS INSTRUMENTOS Y LAS DANZAS ANDALUSÍES Y MORISCAS EN LAS FUENTES ÁRABES Y CRISTIANAS (SS. IX-XVII) Manuela Cortés García
-Entre la música y el eros (artes y vida de las cantoras en el Oriente medieval según El libro de las canciones (Kitab al-agani)
Mika Parasvkeva
-De la música tradicional al flamenc. Gregorio Valderrama
-Zar, spirits possesion. Music and healing rituals in Egypt. Hager El Hadidi.
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