Qandil de Um Hashim
- Paseos por El Cairo
- 30 sept 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 29 oct 2020

Hace años cuando era una estudiante de Filología Árabe en Madrid, me impactó mucho un libro, "El Qandil de Um Hashim" de Yahya Hakki.
La historia de Ismail, un niño del barrio popular de Sayyida Zaynab que logra acceder a la universidad y con un sistema de becas pasar 7 años en Inglaterra estudiando oftalmología. Al volver se enfrenta a una crisis de identidad, una lucha personal entre la razón, representada en su confianza en la medicina; y la fe, dibujada en la historia de Fátima, su prometida, que enfrentándose a la ceguera, recurre a la santa Um Hashim para su curación.
El Cairo no es una ciudad sencilla. Decido entrar en la Mezquita de Sayyida Zaynab, hay lugares aquí que me generan una especie de pudor y este es uno de ellos. Pero hoy decido que quiero ver la lampara de Um Hashim.
Lo que me encuentro dentro no me es del todo ajeno, mujeres pidiendo y rogando, también agradeciendo. El gesto de pedir es muy similar en todas las culturas, al igual que la actitud de sumisión ante lo que consideramos poderes supremos.
Los tesoros salvajes de esta ciudad, sus regalos, diamantes sin pulir, están ahí para ser observados. Esta es una ciudad de gestos, de comunicación gestual, de miradas, de manos que hablan...todo pasa por un gesto, desde cruzar la calle, hasta preguntar un porqué.
Al salir de la mezquita, dos mujeres se me acercan a pedirme dinero, se dan cuenta de que soy extranjera, no entiendo muy bien todo lo que me dicen, todo lo que les doy les parece poco, y una de ellas me regaña diciéndome que yo tengo más
Cuando logro alejarme, me siento mal, y me doy cuenta de todo lo que he cambiado en estos 15 años, me es mucho mas complicado sumergirme en estas calles, me confronta. La pobreza extrema de algunos, contrasta con la opulencia de otros. Mi propia vida, contrasta con todo aquello que este Cairo representa. Mi amor por esta ciudad ha mutado en algo más profundo y verdadero, en un cariño inmenso, por aquello que pudo ser y no fue, no se dio.

Y me vuelvo a acordar de ese candil de Um Hashim y de los escritores e intelectuales egipcios de la nahda*, que marcharon a otros lugares de Europa para integrar conceptos, gestos y llevarlos a su cultura. Puedo ver su confusión al volver, y siento lo mismo pero a la inversa, hay tanto que aprender de aquí, que integrar en nuestro día a día. En mi caso, a través del arte, integrar ese gesto cotidiano con el que una ciudad inmensa super poblada, coreografía sus pasos, desde el código integrado de saber que hay que hacer en cada momento. Desde cruzar la calle, hasta comprar un billete, entrar en la mezquita o pasear por la cornish.
Todo tiene un como y nosotros con nuestro continuo intelectualizar la danza, el arte, olvidamos reglas profundas que tienen que ver con el instinto de supervivencia, y se alejan de los cánones de la razón muchas veces impuestos. Sigo caminando y me voy alejando de la mezquita, ya he tenido suficiente. Me voy camino a Tahrir, pasando por Zaad Zaglub, ese fue mi primer Cairo, donde viví las primeras veces, cuando estábamos enamorados, llenos de pasión el uno por el otro, y todo parecía posible entre nosotros.

*Al-Nahda (árabe: النهضة, al-Nahḍa), «Renacimiento» o «Despertar árabe». Fue el renacimiento de la literatura y el pensamiento árabes bajo la influencia de Occidente, durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Este movimiento comenzó en Egipto, Líbano y Siria y después se extendió a otros países árabes.
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